Una de mis grandes creencias era que lo que realmente era bueno
duraba para siempre amor, amistades, trabajo, gustos e inquietudes… todo.
El problema llegaba cuando ese “para siempre” pasaba a ser un “hasta este
momento”. Entonces se me caía
el esquema y venían varias reacciones: podía sentirme tremendamente culpable
porque pensaba que había hecho algo mal, podía sentirme tremendamente
defraudada por los demás o por la situación que se daba en ese momento o me
entraba el miedo y me quedaba parada esperando a que todo volviera a ser como
antes.
Esto era debido a que desde siempre he creído que mi “yo”
se componía de determinadas amistades, diversos gustos, sueños, un tipo de
trabajo definido, una vivienda de unas determinadas características, un coche
específico, etc.. pero no me daba cuenta que todo eso no formaba mi “yo” sino
que era un acompañamiento para mi camino. Y este acompañamiento se adapta a lo
que emana mi “yo”, a lo que emana mi esencia. No era consciente de que ese
“hasta este momento” era simplemente el indicador de un cambio y que no hay
culpables en esta historia sino momentos distintos. Si mi “yo” cambia, cambia
mi entorno porque va acorde con él. Simple… pero ni se me pasaba por la cabeza
que pudiera ser así.
Cada vez que se producía algún cambio, intentaba analizar
y ver que había pasado. Con esto hacía unos debates increíbles pero no
conseguía más que agotarme y no avanzar. Perdía tiempo y energía dando vueltas
alrededor de lo que se “iba” en vez de estar feliz de haberlo disfrutado el
tiempo que fuera y poder seguir mi camino recibiendo algo nuevo.
Últimamente mi vida ha habido muchos cambios: lugar de
residencia, modo de vivir, costumbres, etc sin duda, no mostraban más que el
reflejo del cambio que se estaba produciendo en mi interior. Las primeras
semanas estaba emocionadísima, nuevas experiencias. Al pasar unos
meses empecé a tener una profunda nostalgia de lo que tenía antes, de lo que
dejaba y no podía disfrutar como antes. Fueron meses agotadores porque no sirve
de nada luchar contra esto;
En fin la vida fluye de todas maneras por eso no sirve de
nada perder tiempo y energías haciendo ensayos sobre el “porqué” de las cosas
sino que el enfoque es ver el “para qué”. No sirve de nada lamentarse porque
determinados esquemas se hayan tenido que romper sino que es mucho mejor dar la
bienvenida a los nuevos que llaman a nuestra puerta. Con este cambio de visión,
con este dejarnos fluir acorde a la Vida, ganamos en ilusión y en oportunidades
porque nos acoplamos más rápidamente a las nuevas
situaciones.
Sé que no
volveré a ser la persona que era hace ocho meses pero eso no me da pena sino
alegría. Sé que donde antes
sentía nostalgia ahora siento ilusión, donde antes sentía apego ahora siento
más libertad, donde antes sentía miedo ahora siento una creciente curiosidad.
Muchas cosas han cambiado estos
meses y muchas van a cambiar en los meses y años que quedan pero ahora las
entiendo de una manera distinta. Digamos que he cambiado de slogan y el “para siempre” ha dejado paso al “hasta el tiempo que dure”.
CON UNA TAZA DE TE Y UN BUEN RECUERDO...